martes, 9 de diciembre de 2008

Dignidad y justicia para todos nosotros

El tema para el 2008, “Dignidad y justicia para todos nosotros,” refuerza la visión de la Declaración Universal de Derechos Humanos como compromiso con la dignidad y la justicia a escala universal. No se trata de un lujo ni una lista de deseos. La Declaración Universal de Derechos Humanos y sus valores básicos, la dignidad humana inherente, la no discriminación, la igualdad, la equidad y la universalidad se aplican a todos, en todos los lugares y en todo momento.
El lema que se anuncia para el presente año ha de parecer utópico para quienes no reciben como mínimo un trato digno cuando tienen que usar los servicios de salud.
A propósito del aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estuve reflexionando sobre lo que anhela la persona que llega a una entidad de salud: recibir un trato digno y justo, sin embargo en el día a día cuanto dista la realidad de lo ideal.

Quien tiene que pasar algunas horas en un servicio de salud como es mi caso, puede decir que aún con todos los esfuerzos que se realizan por lograr el respeto de los Derechos Humanos, esa meta pareciera estar muy lejos. Quiero hacer referencia a unas situaciones reales e invitar al análisis y mejor abordaje del problema.

Hace unos días se celebró El Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, en casi todas las entidades hubo desfiles y mensajes al respecto; sin embargo un par de semanas antes una joven portadora del VIH nos cuenta: “mi hermana tuvo que salir a buscar quien me atienda, pues cuando llegue, todos me rechazaban, nadie quería atenderme, me sentí discriminada”
En otra oportunidad, una joven que había sufrido violencia sexual comento: “tres meses me han tenido votada, nadie me quería atender, pasaban todos los días me miraban y se iban”. Ella paso todo ese tiempo en una cama de hospital, postergada, esperando la caridad de quienes tienen el deber de darle asistencia.

Cuando una conversa con estas personas, se percibe un tono de resignación “así pues será” me dijo una señora, “como yo soy pobre así me tratan”

Entonces además de la auto percepción que la persona tiene de sí, este tipo de trato estigmatizador, discriminatorio, injusto e indigno – y que al parecer se ha incorporado al sistema de atención – no hace mas que reforzar una figura minusválida, incapaz de defenderse, de protestar y que esta relegada a ser menos que los demás, que no puede, no sabe o tal vez no quiere protestar y que siente que el estar allí constituye un favor que se le hace, por ser personas pobres, ignorantes.
Pareciera que acá los Derechos Humanos se hubieran quedado sobre el papel, guardado en el cajón del olvido o tal vez está como solemos decir: “durmiendo el sueño de los justos”. Para estas personas los Derechos Humanos están así dormidos, ausentes porque además ellas no saben que tienen derechos, derecho a un trato digno y justo.

La promoción de los derechos es algo que nos incluye a todos / as, el actuar en la defensa de los mismos debe ser inherente a la persona; pues quienes no saben que tienen derechos viven postergados de los mismos y a veces quienes saben que “los postergados y postergadas” tienen derechos no hacen nada por enseñarles, instruirlos, asistir cuando sus derechos le son vulnerados. En estos tiempos en que prevalece la indiferencia frente al otro, es necesario reflexionar y hacer un esfuerzo por la difusión y promoción de los derechos, ya que no estamos exentos de que nuestros derechos sean vulnerados.